¿Qué es la anorgasmia?

La anorgasmia se define como el retraso o la ausencia persistente del orgasmo después de una fase de excitación normal. Dicho de otro modo, es cuando una persona no puede llegar al orgasmo a pesar de estar suficientemente excitada.

Si esto ocurre de manera constante, generando un malestar importante en la persona e impidiéndole desarrollar una actividad sexual satisfactoria, entonces se trata de una disfunción sexual. Específicamente se trata de un trastorno del orgasmo.

Está situacion pueden vivirla tanto hombres como mujeres, por lo que actualmente se reconocen dos principales tipos: anorgasmia femenina y anorgasmia masculina. ¿Qué tienen en común y en qué son diferentes? ¿Cómo se tratan?

Anorgasmia femenina

Conocemos como anorgasmia femenina a la falta de orgasmo que experimentan algunas mujeres. Se trata de la disfunción sexual más frecuente entre la población femenina y se calcula que aproximadamente un 10% de las mujeres tiene anorgasmia.

Suele presentarse entre las mujeres más jóvenes, en parte debido a que la capacidad de tener orgasmos aumenta con la edad, la experiencia, la disminución de la inhibición psicológica y el autoconocimiento que se adquieren al paso de los años.

¿Ccuáles son las causas de la anorgasmia femenina? En algunas ocasiones, la dificultad para llegar al orgasmo es un síntoma de otras situaciones -por ejemplo enfermedades médicas, estados depresivos y algunos tratamientos farmacológicos.

Si ninguna de las anteriores situaciones está ocurriendo, lo más probable es que la anorgasmia esté provocada por elementos como lo siguientes:

  • Estimulación genital insuficiente o inadecuada
  • Desconocimiento de la propia anatomía y la función genital, especialmente del clítoris
  • Ansiedad generada por la dificultad de llegar al orgasmo
  • Temor a la intimida, relacionado con una vergüenza ante el compañero o la compañera sexual
  • Haber recibido una educación sexual muy estricta y basada en la prohibición
  • El sexo se percibe como una actividad pecaminosa y se vincula con sentimientos de culpa
  • Los genitales se perciben como algo sucio

Finalmente, la anorgasmia femenina puede experimentarse en el momento del coito o ante la estimulación del clítoris. En algunos contextos, la dificultad para llegar al orgasmo durante el coito se conoce como “anorgasmia coital”.

No obstante, lejos de ser una situación extraña, en realidad sólo el 25% de las mujeres experimenta orgasmos durante la penetración. La vía más segura para llegar al orgasmo femenino es por estimulación del clítoris.

Anorgasmia masculina

La anorgasmia masculina se diagnostica cuando un varón ha tenido dificultades persistentes o recurrentes para llegar al orgasmo y esto no se debe a enfermedades médicas ni a una falta de estimulación sexual.

Se trata de una situación menos frecuente que en las mujeres: aproximadamente el 5% de los varones la presentan. Con mayor frecuencia se presentan la eyaculación precoz y distintos problemas de erección.

Alguna de las causas físicas que pueden estar en el fondo de la anorgasmia en los varones son, por ejemplo, la disminución de la sensibilidad peneana por deterioro de algunos nervios, lo cual puede ser consecuencias de algunas neuropatías.

No obstante, lo anterior es lo menos común. Así como en el caso de la anorgasia femenina, la anorgasmia masculina está estrechamente vinculada a la educación sexual. De hecho, algunas de las causas pueden ser las mismas tanto en mujeres como en hombres. Algunos ejemplos de las causas de este trastorno del orgasmo son los siguientes:

  • Estimulación genital insuficiente o inadecuada.
  • Haber crecido en un entorno de moral muy estricta.
  • El sexo se percibe como una actividad pecaminosa y se vincula con sentimientos de culpa.
  • Los genitales se perciben como algo sucio.
  • Las primeras experiencias sexuales fueron escasamente satisfactorias.
  • Hay conflictos de orientación sexual no resueltos.

Como es de esperarse, pueden presentarse al mismo tiempo varias de las causas enumeradas anteriormente, o bien pueden ser otras completamente diferentes. Esto depende en gran medida de la historia vital y las experiencias sexuales de cada quien, lo cual será fundamental conocer para poder plantear soluciones adecuadas a la anorgasmia.  

¿Qué tienen en común?

Aparte del síntoma principal (la dificultad para llegar al orgasmo aún cuando ha habido un nivel de excitación suficiente), la anorgasmia femenina y masculina comparten algunas características.

Tanto en la anorgasmia femenina como en la masculina, la disfunción puede haberse presentado desde el comienzo de la vida sexual o bien puede haberse adquirido en algún momento preciso.

Es decir, en algunas personas la anorgasmia ha estado siempre presente, mientras que en otras la falta de orgasmo se presenta a partir de una situación puntual.

Además, puede ser de tipo “general” cuando se presenta independientemente de la situación o de quién sea la pareja; o bien, puede ser “situacional” cuando se presenta solo en circunstancias determinadas.

Así mismo, en ambos casos puede haber de fondo dificultades interpersonales y de pareja. Cuando la anorgasmia es adquirida y se presenta en parejas estables, algunas de las causas que pueden estar en el fondo son las dificultades para enfrentarse a cambios importantes, la pérdida de atracción sexual hacia el o la compañera y la ambivalencia ante las demandas que genera una parte de la pareja.

También en ambos casos, la dificultad para llegar al orgasmo puede ser consecuencia de tratamientos farmacológicos, por ejemplo aquellos utilizados para la depresión.

Tratamiento: ¿cómo superar la anorgasmia?

La anorgasmia puede superarse mediante distintas estrategias. Una de las más importantes es explorar nuestro propio cuerpo, junto con probar distintas técnicas de estimulación sexual y analizar cómo de bien han funcionado aquellas que hemos utilizado o estamos utilizando actualmente.

Tanto si nos encontramos en pareja como si nos encontramos solteras, este último es un paso muy importante -aunque si se da el primer caso, siempre es mejor si lo realizamos ambas partes.

Muchas veces no se trata realmente de una disfunción sexual sino de un desconocimiento sobre nuestra sexualidad y sobre cómo nos puede ayudar a disfrutar nuestra pareja (y también cómo podemos hacerla disfrutar).

Pero, como ocurre con otros problemas sexuales, el tratamiento indicado para la anorgasmia femenina y masculina depende en gran parte de la detección de causas. Por ejemplo, no se tratará de la misma manera la anorgasmia de origen psicógeno que la anorgasmia debida a abuso de sustancias o a algún tratamiento médico.

Tampoco se tratará igual una anorgasmia cuando es producida por contextos específicos que cuando se ha experimentado durante toda la vida. Aunque el tratamiento por lo general no distingue sexo (es decir, podría ser el mismo para mujeres y para hombres), en realidad puede haber ciertas especificidades en función del conocimiento o desconocimiento de la anatomía sexual, así como de acuerdo con la educación que hemos recibido según nuestro género.

Autoexploración y terapia de pareja

A partir de la detección de si la anorgasmia es situacional o general y psicógena u orgánica, podemos plantear el tratamiento adecuado. Como generalmente se trata de una cuestión situacional y relacionada con elementos psicológicos, lo primero es contar con la información adecuada sobre nuestro propio cuerpo.

Lo más recomendable es empezar por explorarlo, conocerlo físicamente -por ejemplo, masturbarnos con técnicas que sean distintas a las que hemos utilizado hasta ahora. Perder poco a poco el miedo y los prejuicios sobre la poca higiene de los genitales también es importante para las personas a quienes preocupa este hecho.

Si tenemos una pareja, será de mucha ayuda que nos acompañe en el proceso. En principio puede participar como espectador y poco a poco involucrarse en el proceso, según nuestras propias demandas e intereses.

¿Hay ejercicios para la anorgasmia?

Una vez que hemos reforzado la conexión sexual, podemos empezar a explorar distintas posiciones sexuales, masajes e incluso ejercicios de fortalecimiento de la zona pélvica y de los músculos abdominales.

Algunos de los más populares son los Ejercicios de Kegel, cuyo objetivo principal es aprender a manipular el suelo pélvico, de manera que ganemos resistencia y flexibilidad. Por si aún no lo conocemos, el suelo pélvico es la zona interior de la pelvis, que sirve de soporte o de resguardo de nuestras vísceras.

Es una región llena de músculos y tejidos bastante sensibles, que podemos aprender a regular a voluntad. Entre otras cosas se encarga de generar las contracciones y dilataciones necesarias para evacuar los desechos fecales. De hecho, es parte de lo que se pone en marcha cuando tenemos distintas necesidades o reacciones fisiológicas, entre ellas el orgasmo.

Por lo mismo, es una de las partes de nuestro cuerpo que deberíamos conocer mejor. Pero, contrario a esto, el suelo pélvico es una de las más regiones más desconocidas del cuerpo para la gran mayoría de personas.

Comenzar por conocerlo y por acabar con la desinformación y las actitudes negativas sobre la sexualidad es una de las muchas maneras por medio de las cuales podemos aprender a disfrutarlo mejor. Se trata de un proceso que seguro nos beneficia tanto a nosotras como a nuestra pareja.

Referencias bibliográficas:

  • Cabello, F. (2010). Manual de sexología y terapia sexual. Editorial Síntesis: Madrid.
  • Campbell-Walsh y Wein, A. (2007). Urología. Editorial Médica Panamericana: Madrid.
  • Carrasco, M.J. y García-Mina, A. (). Género y psicoterapia. Comillas: Madrid.
  • Carrobles, J. A. y Sanz, A. (1991). Terapia Sexual. Fundación Universidad-Empresa: Madrid.
  • Sánchez Hernández, J., Monje Hernández, E. y Gándara Martín, J.J. (2005). Trastornos del orgasmo. Anorgasmia femenina y masculina. En Castelo-Branco, C. (Ed.) Sexualidad humana: una aproximación integral. Editorial Médica Panamericana: Madrid.
  • Urtubey, S. (2004). Erotismo femenino. Círculo Latino: Barcelona.
Share This